CASI TAN APASIONADOS POR LA CERVEZA COMO POR LA REAL...

La llevamos en la sangre… ¿Para qué vamos a negarlo?

Somos los forofos más forofos habidos y por haber. Tanto de la cerveza como la Real.

La descubrimos cuando tuvimos edad para disfrutarla. La Real, de toda la vida.

En el 2007, y con el auge de las cervezas artesanales descubrimos lo mucho que nos gustaba experimentar con sabores distintos.

Así empezó nuestra aventura en el mundo de la elaboración artesanal.

EL CAOS DEL HOMEBREWER

Primer paso del Homebrewer: comprar un kit de elaboración de cerveza.

Segundo paso: llenar la casa de ollas caseras, densímetros, fermentadores, probetas, levadura, etc., provocando el agobio constante de los que comparten la “brewery” casera con nosotros.

Tercer paso: darle a la imaginación y probar los sabores y combinaciones más inverosímiles posibles.

Y así empezó nuestra aventura: jugando, probando y compartiendo nuestras “pócimas” con nuestros seres queridos.

Hasta aquel gran domingo.  Como tantos otros, jugaba la Real, y como tantos otros domingos, allí estábamos nosotros con nuestra cuadrilla escuchando la retransmisión del partido en la ganbara del Baserri de un amigo.

Aquel día, hicimos nuestra primera elaboración seria. Y se la dimos a probar a los chicos.  El consenso de los expertos catadores en nuestra cuadrilla fue unánime. Esto había que producirlo a mayor escala. Y, ¡eso hicimos!

 

¡APARECEN CATADORES POR TODOS LADOS!

Empezamos a trabajar día y noche y empezamos a invertir en serio.

Primero, una olla de mayor tamaño dado que las catas contaban cada vez con más “degustadores” que agotaban la cerveza cada vez más rápido.

Segundo, un pequeño molino casero para poder moler la malta.

Y tercero, ¡a elaborar cerveza “todo grano”!

En Donosti se empezó a hablar de la cerveza de los hermanos Ortega. Comenzaron las jornadas de cata y degustación en la sociedad gastronómica Gure Borda del barrio de Gros. Aquello iba cogiendo forma, y había llegado el momento de avanzar.

VIAJES, APRENDIZAJE Y OTRAS COSAS SERIAS…

¿Cuál era la capital de la cerveza artesanal en aquel momento? Nos preguntamos un buen día.

Barcelona, sin lugar a duda. Pues, allí nos plantamos.

Nos recorrimos todas las cervecerías, microcervecerías, ferias y eventos en torno a la cultura cervecera de todos los puntos de la geografía catalana.

¿El resultado?  Volvimos a casa con unas ganas locas de producir nuestra cerveza a mayor escala.

Gracias a la generosidad de una amiga, que nos cedió temporalmente una casa, nos instalamos en la villa Ibai Alde, en el barrio de Martutene.

No paramos de probar, elaborar, aprender y mejorar nuestro producto. No damos abasto a los pedidos de amigos y familiares y decidimos que era o todo o nada. Ganó todo.

SE NOS CASA UN SOCIO Y NACE… GAR&GAR

A finales del 2011 le damos la bienvenida al proyecto a Aitor Narbarte.

Juntos, los tres vamos a por nuestro sueño: montar una microcervecería y dedicarnos profesionalmente a nuestra gran pasión.

La cerveza, no la Real. Aitor nos sorprende con la noticia de que se casa en julio de 2012, y allí tenemos un momento Eureka. Otro.

Hay que hacer algo. Después de muchas pruebas con nuestro nuevo equipo, los novios brindaron su gran día con la cerveza elaborada especialmente para marcar la ocasión.

Tras el éxito de la boda y de la cerveza, damos un nuevo paso.

En septiembre de 2012, con el apoyo de familia y amigos de la cuadrilla, creamos la sociedad Ibai Alde Garagardotegia S.L.

Y nace la cerveza GAR&GAR. Una cerveza puramente donostiarra elaborada con la misma agua del Añarbe que bebemos cada día.

Cuatro estilos: Zurriola, Urumea, Igeldo y Martutene Jailbreak. Tan donostiarras como nosotros. O como nuestra querida Real Sociedad.

¿LA PRUEBAS?